Jean Paul Gaultier adora provocar. En sus desfiles siempre nos sorprende, no sólo con el dominio que tiene de la costura, sino también con algún golpe de efecto que quede grabado en nuestras retinas.
En la presentación de su colección de Haute Couture otoño-invierno 2011, volvió a hacer de las suyas y no se le ocurrió nada mejor que dedicar gran parte del desfile a mostrarnos propuestas para hombres.
Aún no me queda muy clara su intención..., una mera provocación, un tour de force al conservador mundo de la Haute Couture, o una estrategia de marketing para la presentación de su nuevo perfume masculino Kokoriko (de la que es imagen Jon Kortajarena, presente en la pasarela).
Como es habitual en la iconografía de Gaultier, vimos unas prendas exageradas, para un hombre barroco con toques canalla, con un dandysmo que en ocasiones roza lo gótico, con una ambigüedad propia de los Ballets Rusos de Diaghilev (no es casual, tenemos referencias al mundo de la danza en todo el desfile, tanto en las creaciones de hombre como en las de mujer).
Insiste en sus ya clásicas faldas y viste a un hombre sin complejos con pieles, sedas, plumas,... vamos todo lo contrario a lo que nos esperamos de una colección masculina (claro que estamos hablando de Gaultier...).
Una colección que hay que apartar de la funcionabilidad (dudo que veamos alguna de estas propuestas por la calle) y verla como un espectáculo, disfrutando de la creatividad y el mundo onírico del maestro Gaultier.